14 de julio de 2010

Heroínas del cine: Paula, yo y mi otro yo

Ayer volví a ver Volver (mi favorita de Almodóvar). Mientras envidiaba el coraje de Raimunda-Penélope y el vaivén de sus prominentes caderas (que, ojo, corresponden a cojines bajo la ropa, puestos como homenaje a las voluptuosas musas del cine italiano, Anna Magnani y Sofía Loren), me pregunté hasta qué punto admiro a las heroínas del cine por lo que ya soy, o por lo que hacen de mí. Dicho ejercicio mental, queridos cinefilors, es poco recomendable; no lo practiquen en casa. Sólo lo hago para ver si así me desenredo.

Partamos por Woody. Después de ver Annie Hall, me dio un poco de miedo; el papel que interpreta Diane Keaton, vestida de Diane y hablando como Diane, me hizo tanto sentido que a veces pensé que yo tenía poderes telepáticos y le estaba soplando lo que decía. Algo similar ocurre con Julie Delpy y todas sus interpretaciones (Antes y Después del amanecer y Dos días en París); creo que mis carcajadas de “identificación” en el cine erizaron a todos los espectadores que me rodeaban, y no asentían con cada hemorragia verbal de la anteojuda Julie.
En otra escala de revoluciones, la Scarlett de Perdidos en Tokio y su eterno puchero, me golpeó con eso de no saber qué hacer con la vida, tener al menos un minuto amargo al día y cero tolerancia a la flojera mental (me refiero al personaje de la actriz rubia tonta “amiga” de Keanu Reeves. Odiosa.)

Pero cuando la esquizofrenia se me disparó, fue con Clementine de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Sus repentinos cambios de ánimos y de pelo, sus exabruptos y esas ganas imperiosas de ponerle emoción a la vida. Desde ese día, Kate Winslet se transformó en mi actriz NOF (Number One Forever)
Mientras más se enredan ellas, más me desenredo yo. Pues entiendo que tanto en la pantalla como fuera de ésta, existen mujeres que nos complicamos para expresarnos y para quedarnos calladas; que siempre dudamos de lo que queremos aunque tengamos clarísimo lo que es y que creamos muchos castillos en el aire, los que, para nuestra suerte, no siempre se derrumban.
Al final de cuentas, todas estamos hechas de carne, hueso y cultura pop.


PD: Chicas y chicos, este espacio queda abierto: los invito a soltar el rollo y hablar de su Alter Ego cinematográfico. 

8 de julio de 2010

Departures (Fin de partida): Quiero ser japonesa

Al fin llegó a Chile Departures (2008). Me moría por recomendárselas, queridos cinefilors, pero no sabía hacia dónde guiar vuestros pasos, porque ni yo la volví a encontrar. Incluso pensé que sería una más de las joyitas del cine que se pierde al cruzar el charco…para nuestra suerte sobrevivió y llegó al otro lado del mundo, directo desde Japón y con un Oscar a Mejor Película Extranjera bajo el brazo.

Un buen día, mi galán la bajó de Internet. Después de verla me llamó (lo cito) “llorando como nena en camisón”. Podrán imaginarse, entonces, como lloré yo. Súmenle que estaba en un momento especialmente enrollado, empecinada en forzar el encuentro con aquello que, se supone, vine a hacer al mundo. En otras palabras, la mentada “vocación”.
Estos japoneses me dieron vuelta mi propia película, con la historia del “antihéroe” calladito y honrado, que se ve forzado a dar un giro en su vida. A primeras este cambio se vislumbra negro, incluso grotesco; pero luego lo lleva derechito al sentido que estaba esperando…
Ver cine oriental, como las clásicas de Kim Ki-duk (Hierro 3, Primavera, verano, otoño, invierno…y primavera, etc) o la grandiosa Con ánimo de amar, puede ser un ejercicio exasperante para los que le tememos un poco al silencio. Pero al entrar a su frecuencia, se hace tan cómoda que no quieres salir de ahí. Mientras la vida sorprendía al protagonista, fui sacando mis conclusiones: que a veces, lo macabro despliega toda su belleza oculta, y es ahí cuando nos quedamos boquiabiertos; que no hay que obstinarse en ganarle la partida a la vida, porque de todas formas hará lo que quiera con nosotros.
Si me pongo quisquillosa, le sacaría uno que otro momento meloso. Aunque el final es emotivo, creo que se sale de la línea sobria y sugerente que hasta entonces sostenía. Pero se lo perdono.

Ya niños, les invito una dosis de parsimonia oriental, que siempre hace falta. Y a llorar como nena en camisón.

PD: Sólo la están dando en Cinehoyts La Reina y El Biógrafo (Acá se llama Final de Partida). Sino, tendrán que esperar a que salga en DVD. Pero yo no esperaría...les dejo el trailer para que se entusiasmen